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En Another Woman (1988), una de sus mejores películas en apariencia menores, Woody Allen hace que Marion Post, su protagonista, se formule una pregunta que es tanto el sino de la obra que la contiene como la quintaesencia de su propia existencia: “¿Qué es un recuerdo, algo que uno tiene o algo que uno ha perdido?”.

 

En diálogo evidente con las Smultronstället (Fresas silvestres, 1957) de Ingmar Bergman, Allen nos ofrece una pieza que deja en claro el doble alcance del cine y la experiencia del espectador, que por un lado se encuentra ante la manifestación de un evento más grande que la vida misma y, por el otro, frente a la constatación de que en cada film que vemos nos encontramos con un fragmento de la vida propia, minúscula y única.

La filósofa representada por Gena Rowlands, discreta actriz de altos vuelos, que en su crisis de los 50 años se ve confrontada con su pasado y sus fantasmas luego de carne y hueso, es una versión alternativa y, acaso, consagrada de Mabel Longhetti, la ama de casa que, sitiada tanto por el yugo de su vida doméstica como por una iluminada locura, no encuentra más escape de la vida suburbana de la California de los tempranos años setenta que la propia inmolación, punto culminante de A Woman Under the Influence (1974), la opus magnum de John Cassavetes y que ahora cumple cuatro décadas de su estreno.

No es gratuito mencionar estas tres películas y tender puentes entre ellas, además de encontrar vasos comunicantes subrepticios: allí donde Allen sitúa a su personaje en la mitad precisa de su vida, al centro de la balanza que le permite sopesar pasado y futuro y continuar con su vivencia, Bergman ubica al suyo en el cabo último de su existencia, sin posibilidades de mirar adelante, y Cassavetes coloca a la suya en un presente perpetuo, cual Sísifo incapacitado para continuar con el ciclo inerte de la subida y bajada de una cuesta más bien plana.

La reflexión anterior es fruto de una experiencia reciente como espectador, no de una película en sí sino de una especie de película de películas que, bajo el título de Autorretrato apropiado (2014), la artista visual María José Alós lanzó muy recientemente en el Laboratorio Arte Alameda de la ciudad de México. Nacida en 1980, Alós ha creado una obra propia a partir de la apropiación, bajo la premisa de que el fragmento cinematográfico funciona como palabra, y aquí no es casual traer a colación los Fragments d’un discours amoureux (Fragmentos de un discurso amoroso, 1977) de Roland Barthes, quien se apropió del Werther de Goethe, así como de una larga serie de fragmentos literarios, para, a través de la semántica, narrar su propia experiencia y situación amorosa.

Lo mismo que la filósofa Marion Post se pregunta sobre la naturaleza del recuerdo, Alós la artista se cuestiona a sí misma a través de las palabras de Chris Marker, uno de los cineastas y artistas más influyentes no sólo del orbe sino de la narrativa mnemotécnica (la frase proviene de Sans Soleil, pero nos recuerda más a La jettée, piedra angular de la obra que nos ocupa): “No recordamos cosas: reescribimos la memoria del mismo modo que la historia es reescrita”. Y es con tal epígrafe con el que nuestra artista nos explica la forma en la que construyó su Autorretrato apropiado, cuya duración es la misma que aquella de cualquier film promedio: una hora con 41 minutos, el tiempo suficiente para contar no sólo la vida propia sino la vida misma, pasado, presente y futuro imaginado incluidos.

Dividido en segmentos-situaciones, el Autorretrato apropiado de Alós es la lograda amalgama entre el estereotipo de la mujer devenida artista, los lugares comunes del ser (y el estar) femenino y la vida propia y única e irrepetible, además de, como ya dije al principio, una reflexión crítica sobre el papel que el cine ejerce sobre el espectador. Desde su nacimiento hasta su pensamiento último, vertido, por supuesto y porque no puede ser de otro modo, en “Non, je ne regrette rien” de Edith Piaf, Alós recorre y reedita los momentos cruciales de su existencia, hasta convertirla en la existencia de cualquiera; es decir: en la existencia del propio espectador.

Vida de vidas y película de películas, el Autorretrato apropiado de Alós es una pieza de apropiación a la vez inteligente y emocional, difícil de clasificar bajo un solo rubro aunque la palabra “cine” es en el que mejor cabe. Espectadora ella misma, María José Alós reunió y reeditó/escribió todos sus recuerdos encontrados en fragmentos fílmicos con el ánimo de no perderlos, transformados, al fin y al cabo, en la más pura ficción.

 

David Miklos

Profesor asociado de la División de Historia del CIDE y autor de los libros El abrazo de Cthulhu y No tendrás rostro.

2014 FebreroCine. Nexos.

http://www.nexos.com.mx/?p=18423

Sobre Autorretrato apropiado 

por Itzia Fernández

Un ejercicio desde la teoría del cine y el análisis fílmico me conduce inexorablemente a tratar de ubicar en una taxonomía del found footage, el trabajo de María José Alós: Autorretrato apropiado (2013). En esta obra de reempleo, eminentemente biográfica y asociada a las prácticas found footage (pietaje o metraje reencontrado), parafraseo a la gran teórica de cine Nicole Brenez[1]: en la historia del arte, el reempleo constituye, muy probablemente, la práctica más constante. Y en el cine hay dos formas de reempleo: la intertextual o la que se deriva del reciclaje. Alós se ubica en la segunda tendencia de manera franca y abierta, y con una orientación exógena; es decir reemplea mediante formas de cita fílmica o convocación a través de un stock de tomas. Alós efectivamente cumple con varias de las características que enuncia Brenez en torno a las prácticas found footage: autonomiza las imágenes, convoca a formas de remontaje de intervención (si bien no directamente sobre la emulsión) de las películas. Alós se emparenta así con el collage y con una perspectiva de género; en la que se han lanzado contados trabajos asociados a las teorías feministas de cine en soporte audiovisual.

Alós remonta su stock con un carácter elegiaco, crítico, ya que se reapropia imágenes industriales, de autores monumentalizados en la historia del cine. Pero también camina sobre las fronteras difusas de la no ficción, del ensayo audiovisual (film de montage Markeriano) y del falso documental.

Ensayo ahora describir la narrativa lineal como disruptiva del Autorretrato producida a lo largo de 7 años, en soporte digital, con una duración de 105 minutos. El remontaje está compuesto de relatos, en orden cronológico y en retrospectiva, que van de la infancia, la adolescencia, la vida adulta, a la relación paradójica con los padres, los hermanos, la filosofía de vida, la vocación precoz y certera por el arte, la sexualidad, la relación madre e hija, las relaciones de pareja, el conocimiento de un gran amor, la maternidad, la ruptura con el padre; en medio de cargadas pulsionales de eros y tanatos (violencia, enfermedad, suicidio, muerte, duelo, amor, resurrección). Todos estos relatos son armados mediante el reempleo de extractos, seleccionados dentro de una filmografía de 180 títulos (sobre 700 títulos revisados y procesados en el archivo de la artista Alós), en torno al cine hollywoodense posmoderno y el cine europeo (notablemente francés, alemán y sueco) de los años 1960 a la actualidad, con una licencia-cita a los hermanos Marx. Cada secuencia tiene inserciones con una vocación plenamente experimental, con texturas sonoras como visuales (plantas, flores, venas, ríos, mares, etc.) que evocan la memoria cinéfila onírica del último tercio del siglo XX y su tránsito al siglo XXI. El `todo´ acompañado de una banda sonora que nos habla de las estéticas sonoras de su generación.

Alós logra a través de su remontaje disparar sentidos polisémicos de las imágenes visuales y sonoras en movimiento, reapropiadas y por lo tanto trastocadas, a partir de este enorme corpus filmográfico. Es decir la reapropiación tiene como hilo conductor su autorretrato, pero me parece, pone muchos más elementos en juego como lecturas posibles de la obra.

 

Hay un trabajo tenaz de documentalización de fuentes filmográficas de ficción para contar `su´ biografía. Sin embargo a la vez hay un trabajo de ficcionalización en una suerte de duplicado, a través de las actrices seleccionadas. Reconstruye su memoria íntima y familiar, cotidiana, histórica, apelando al juego actoral de cada una de estas actrices, estableciendo una serie de paralelos físicos como gestuales. Un análisis fílmico a profundidad creo podría incluso revelar una selección (in)consciente de ciertas formas fílmicas.

La intervenciones que Alós va estableciendo se contraponen a la vez con una banda sonora, que habla simultáneamente tanto de sus gustos, en la era de la globalización. Su reutilización disloca, subvierte notablemente las voces en off (propias a los extractos de la extensa filmografía reempleada), para elaborar la suya. Hay una serie de guiños en el subtitulaje, el cual remarca aún más la intencionalidad de desplazamiento del sentido original.

Pareciera entonces tratarse de un autorretrato, donde la autora se revela, se confiesa, se `expone´. Sin embargo logra al tiempo una extraña proyección (en un sentido psicológico y desde una perspectiva sociológica), por parte del espectador, más o menos voyeurista, que contempla a la antidiva y su épica. Me refiero en concreto, desde mi condición de espectadora, a ciertas secuencias en particular: la secuencia de llantos y la secuencia de iniciación sexual y/o la de resurrección. El espectador, como enfrente de un espejo (distorsionado) puede autotransportarse al recuerdo-registro del llanto del duelo, como del gozo erótico. Incluso el espectador puede tomar consciencia de cómo este cine, estos directores, estos actores y estas actrices nos reflejan en estereotipos, pero no por ello menos sensoriales ni ajenos a nuestra formación sentimental, íntima.

Más que resonancias con Godard, el trabajo de Alós me hace pensar en el cine a dos aguas (entre las artes visuales y las prácticas found footage que se proyectan tanto en festivales de cine tradicionales como galerías y museos de arte contemporáneo) de Mathias Müller, quien se ha encargado de detonar a través del melodrama hollywoodense en el cine clásico de los años 1950, el misterio de la seducción en ciertas actrices y sus directores, hoy monumentalizados.

Quiero pedirle a la artista María José Alós que recomience su autorretrato con los bagajes que le interesen del cine mexicano. Me pregunto qué proyecciones establecería la artista y cineasta con ese otro divismo, que sin duda forma parte de sus identidades, de las nuestras.

Tacubaya, 25.11.2013.

[1] Me refiero al texto clásico de la teórica Nicole Brenez: « Cartographie du Found Footage » en Brenez, Nicole, Pip Chodorov,  Exploding no. fuera de serie ”Tom Tom the Piper’s Son”, París, 2000.

http://www.filmemagazine.mx/kardex/show_public.php?noticias_id=1303

Climax perpetuum sobre el largometraje de found footage Autorretrato Apropiado de María José Alós por Christiane Burkhard

 

Fade in: Un rostro en desespero. ¿Una cantante famosa o la autora de la película?

La duda sobre la identidad del rostro es una de las estrategias usadas en el Autorretrato Apropiado de María José Alós. Película autobiográfica construida con retazos de rostros y cuerpos que se multiplican en fractales. La directora se viste de imágenes ajenas para desnudarse más allá de la piel: superficie celuloide, texturas tecnicolor, cuerpo y dermis en movimiento.

La apropiación es motivada por un profundo anhelo de simbiosis. En este deseo la ficción y la realidad se funden, se fecundan y nace un alter ego, una auto ficción. Un autorretrato por medio y a pesar del mito.

Una niña se multiplica, se vuelve adolescente, florece, se reconoce en espejos que se fracturan nuevamente. Sentirse diferente, al borde, being outsider, choques generacionales, incomprensión, peleas, gritos. También silencios e introspección. Calentura. El sexo entre inocencia y ansias. El padre, luego la madre. La histeria, la decepción, la depresión. Las drogas, los excesos, el sacrificio, el abandono. Amor romántico, melodrama, farsa, tragedia. Juego de géneros que se neutralizan o ironizan. En la apropiación pierden su contundencia o fatalismo. Giros dramáticos inesperados, siguiendo el deseo de la espectadora/autora. Ante las rupturas, Alós imagina y construye/edita nuevas continuidades. Drama en loop, climax perpetuum. Pero cada corte es herida, es costura y cicatriz. En la apropiación de la narración hay también sanación. Morimos y resucitamos, una y otra vez, gracias a la magia del cine.

 

¿Quién soy? Clementine, Natasha Von Braun o Betty Blue? ¿Edit Piaf o Sylvia Plath? Un poco de todas. (Anti) heroínas griegas de nuestras épocas. Des-construcción del impacto emotivo que los mitos e íconos siguen ejerciendo en nuestra psique e imaginario. La seductora, la insegura, la ¨zorra desempleada, membrana permeable, espíritu salvaje¨. Amada, Madre niña, suave como corderito¨ -la fantasía del hombre- pero también ¨fiera como un tigre, nunca aburrida, eso nunca, una maravilla¨. ¨Desde entonces he estado fingiendo. ¨El descubrimiento de la ficción y del engaño, la mentira. ¿Se neutraliza la mentira en la apropiación? Estereotipos femeninos re-creándose en las narrativas canonizadas. ¿Ser o no ser? ¿Somos o no somos las heroínas de la pantalla? ¿Qué tanto? La apropiación revela (o pone de manifiesto) estas dudas sobre la originalidad del rostro/cuerpo femenino. La narración es interrumpida, editada, contradictoria, crea una distancia crítica.

 

La estrategia de Alós es doble. Juega con la ruptura pero también con el encantamiento y la proyección del deseo. El cine como droga, vorágine, embriaguez. Como conjuro, ritual, oráculo, como si a través de la constelación y el acomodo de las imágenes pudiéramos incidir y cambiar el curso de nuestro propio destino. El cine cumple su promesa, todo es posible ahí, todo se vale. El deseo de la reconciliación. El orgasmo. La pequeña muerte para vencer a la muerte grande. La resurrección. El amanecer. El deseo del alma gemela, ser niños otra vez, Peter Pan, eterna infancia, fusión con la naturaleza, convertirse en mariposa, pez. En óvulo, esperma, flor que brota, una nueva vida, hija. Y también hermana, vida en reversa, polvo. Pero sobre todo esto, exorcismo y catarsis.

Alós encarna su(s) duelo(s) como un épico rito de pasaje, lágrimas silenciosas y luego pulsando sin control como sangre, como bomba, aguas saladas y ríos de agua dulce ¨like tears in the rain¨.

Rezo final. Promesas. Aprender a disfrutar el instante, perseguir las estrellas, bailar, arrancar las flores silvestres, vivir cada día como si fuese el último. ¨Ahora mismo, te lo pido, dame valor¨. La imagen de la cámara al final. Grabar la vida. Registrar el río de imágenes, crearlas, re-crearlas, recordarlas, remontarlas, vivir en ellas. ¨Que sean mi hogar. Que sean mi hogar¨. Non, je ne regrette rien. Hallelujah. Fin. Amén.

 

Ante la ausencia y la ubicuidad, el fotograma y el subtítulo. En la caída al vacío, recitar todos los nombres de las heroínas incorporadas. En las suturas de su autorretrato Alós se reapropia de si misma.

Climax perpetuum sobre Autorretrato Apropiado,

Christiane Burkhard

 

 

Sobre Archivos de Recuerdos Náufragos de María José Alós

María José Alós se embarca, y nos embarca, en un viaje en busca de la experiencia, una restitución de la vida como experiencia. Su trabajo nos confronta con la fragmentación de la memoria, los recuerdos, la biografía, de todo lo que constituye el mundo humano. Sentimos que la artista se lanza de cabeza, se sumerge, en un mar de naufragios. Abandona con ello la seguridad de la nave, el mundo de las certezas, de la vida lineal, capitulada, arraigada en espacios, papeles, acontecimientos o aprendizajes pautados. Abandona la sordera que corrientemente nos aqueja, dejándose llevar por la música primordial, la palpitación vital pura, ese canto de sirenas que ella se esfuerza en restituirnos como ruido de fondo. No hay allí sentido, solo sonidos, ritmos, armonías fugaces, ritornellos, voces escapadas de su tiempo, de sus lugares, de vidas ajenas, pero también de la propia, como en un retorno al amnios, a esa esfera sin ventanas donde alguna vez fuimos mecidos por el océano, libres del sentido y de los significantes.

María José ha recorrido esos cementerios de ilusiones y vidas ajenas que son los mercados de pulgas, buscando imágenes, es decir, espejos, esas fotografias en las que mirarse y quedar momentáneamente prisionera, a la vez sostenida y en suspenso. No encontramos en su trabajo ningún afán arqueológico, y mucho menos biográfico. Se trataría más bien, si de algo así podemos hablar, de una contrabiografía: así me contaron, así voy a contarme a mí misma, pero desde los otros, otros padres, otras madres, otros hijos, hermanos y hermanas, abuelos; desde otras familias y otros sueños, otros rostros, desde lugares y luces distintos.

Detrás de este intento de reconstrucción de la experiencia vital late una enorme, desmesurada, ambición: es como si María José nos dijera que ya no tiene suficiente ni con su vida ni con su circunstancia, sino que necesita absorber, apropiarse para ser a su vez parte, fagocitar, el mundo entero. La artista nos ofrece dos series, la de las imágenes y la de los sonidos, pero esta última puede a su vez dividirse en dos: la de lo Real, el rumor del mundo, y la del sentido, todas esas palabras, frases, vacilaciones, explicaciones, que María José se siente todavía compelida a superponer a la resonancia asignificante pura. La oímos luchar por el sentido, y a la vez disolverse progresivamente en algo que ya solo es música y que no significa nada ni tiene por qué significarlo. Como la artista, anhelando ser ya únicamente voz, resto, más allá de cualquier sujeción o subjetivación. Mostrándonos, quizá a su pesar, que nuestras vidas no son mucho más que un desgarrón en el mundo.

Joan Vendrell Ferré

 

 

Sobre Archivos de Recuerdos Náufragos de María José Alós 

Como las espigadoras de Millet, María José Alós Esperón llega al campo cuando la vida ya ha sido cosechada. A ella le gusta espigar los restos en la tierra baldía, por donde ya todo pasó y nada volverá a ocurrir, como en un campo sembrado con sal. Porque el pasado no vuelve ni se repite. Pero quedan los restos, las huellas, esas imágenes que un día la luz dibujó en pasados ajenos y que, al final, nadie quiso. Las imágenes, como el pasado, se desgastan. Las imágenes nacen, viven, y luego envejecen y mueren. Lo que muestran ha sido olvidado, o subsiste en precarias memorias. Instantes idos del espacio-tiempo, raíles arrancados sin remisión o vías muertas para siempre.

Restos. Ruinas.

Es el momento de María José Alós Esperón, arqueóloga de pasados ajenos, espigadora de otras cosechas y de otros veranos. Barrendera de recuerdos. María José no pretende historizar, etnografiar, filosofar o literaturizar. Esas empresas al fin y al cabo imposibles no son la suya. Ella permanece fiel a sus orígenes, el orígen de todos y cada uno de nosotros; ella desea, ella se apropia, ella devora, ella digiere, regurgita, ella transmite vida nueva desde su memoria a lo espigado, lo muerto, moribundo, abandonado, olvidado; sin nombres, sin subjetivaciones, liberando las imágenes de las redes genealógicas, familiares, geográficas o históricas; haciendo con ellas vino nuevo, escribiendo nuevas historias sin palabras, empapando lo vetusto con la savia de lo que aún palpita.

Hay que conocer a María José Alós, su anhelo de algo más allá de lo abarcable, de lo dado, de lo hecho, de lo vivido. Su deseo de absoluto nos devuelve a las raíces del romanticismo, sin adulteraciones. Su deseo no se construye en función de falta alguna, sino que se extiende como una oleada que pretende palpar cada recodo de la vida, como si por medio del contacto con los restos de vidas ajenas pudiera tomarle las medidas a la propia. Su aspiración es convertirse en un cuerpo sin órganos, máquina deseante pura que todo lo absorbe y lo incorpora en su deseo, no de comprender, sino de sentir, de resonar con todas las vidas que han sido, son y serán. María José se disuelve en las imágenes espigadas y a la vez las hace carne de su carne, emoción de su emoción. Y con ello nos permite a nosotros, tan atados a nuestros cuerpos demasiado organizados, a nuestras vidas demasiado marcadas, aspirar a lo mismo.

                                                                                                                                                      Joan Vendrell Ferré

Entrevista a María José Alós
Sandra Lorenzano 1

1) Cuéntanos un poquito cómo trabajas. ¿Cómo surgen las ideas para los videos? ¿En qué te inspiras? ¿Cómo seleccionas los textos y las imágenes?
Generalmente parto de mis propias experiencias, de alguna anécdota o situación que me es cercana o de la que ya tengo cierto conocimiento. Trabajo con imágenes, textos, sonidos, objetos y documentos con los que me identifico y que denotan cierto carácter personal. Los proyectos emergen de la observación obsesiva de algo que se hace latente después de un tiempo, a través de una cadena de asociaciones de elementos antes inconexos que se van hilando, y que de pronto adquieren un sentido y una lógica. Me parece que todo proyecto parte de una acumulación de información y de su posterior asimilación, en este sentido para mí el arte es también una forma de investigación. Lo cual tiene que ver con un tipo de descubrimiento, relacionado al encuentro con una nueva manera de mirar algo. En mi caso muchas de mis ideas surgen de reflexiones que tengo al ver cine, series de televisión, documentales, al visitar exposiciones, al leer novelas, ensayos y artículos, al tener pláticas con amigos, al ver crecer, al jugar y educar a mi hija, y al entrar en contacto con mis gatos y con la naturaleza. Esas son el tipo de experiencias que me hacen reflexionar e inspirarme.

2) ¿Somos las mujeres la "creación de otros"? ¿Qué repercusiones tiene esta idea en el ámbito social?
Esta es una frase que extraje de una película de Ingmar Bergman para la pieza de “Autorretrato Apropiado”, la cual debe haber estado inspirada por muchos otros autores anteriores a él de los que se nutrió; con la cual me identifiqué en un plano psicológico y emocional.
En este sentido, me parece que nadie es original en el sentido de que todos los lenguajes y las referencias que nos enseñaron a imaginar, nos componen y se recitan a través de nuestro léxico y de su vocabulario.
El lenguaje como un sistema de citación. Creo que tanto mujeres como hombres partimos de la imitación y del cuestionamiento de tipologías que nos permiten modelarnos a nosotros mismos, con lo que buscamos atender a ciertos parámetros de normalidad y lograr la pertenencia, al seguir o romper los cánones o estándares de belleza correspondientes a la época a la que pertenecemos. Lo cual me hace pensar a su vez en un capítulo de una serie de televisión de la BBC titulado “Ways of seeing” de John Berger.
Si no me hallo en mi familia ¿será porque pertenezco al género cinematográfico? ¿Me encontraré en un poema? ¿Estaré escondida debajo de alguna canción? ¿Encontraré mi definición en algún diccionario de la Real Academia? ¿Me localizaré en alguna región geográfica de un cuento infantil?
Bitácora, María José Alós

 

3) "El muro de agradecimientos" es un maravilloso trabajo con palabras. ¿Cómo es la presencia de otros lenguajes en tu trabajo visual? ¿Qué escritores y qué artistas visuales suelen acompañar tu trabajo (ya sea de manera explícita o implícita)?
Me interesan las palabras, sus usos y sus posibilidades de conjugación, de maleabilidad, de articulación, de sonoridad, de performatividad, de espacialidad; así como los tiempos de edición contenidos en la escritura.
Recuerdo que, en el tiempo específico en el que produje esa obra, me encontraba muy interesada en recopilar frases de distintas procedencias, las cuales almacenaba, clasificaba y archivaba en el disco duro de mi computadora, sin saber muy bien para qué. Reunía extractos de subtítulos de distintos tipos de películas, fotografiaba oraciones de textos diversos, recortaba partes de teorías al interior de documentales científicos, anotaba ciertos comentarios dentro de ponencias de arte y de estética. Acumulaciones y documentos los cuales me motivaron a pensar en lo visual como la construcción de un lenguaje y me incitaron a trabajar con distintos tipos de ejercicios de montaje en diferentes medios como el video, la fotografía, la instalación, el texto, el sonido, el performance, el collage.
Imaginaba cómo la percepción de un mismo estímulo produce respuestas diferentes, subjetivas y particulares en cada uno de nosotros. Lo cual tiene que ver con la posibilidad de una variedad de interpretaciones, lecturas y hasta traducciones de un mismo fenómeno, que suceden en cualquier acto de comunicación.
En el caso particular de “El muro de los agradecimientos” atendí a la necesidad de trabajar una relación íntima, amorosa y pasional, a partir del reempleo del registro de los pensamientos positivos almacenados en mi mente, y su escritura automática en respuesta a un ejercicio de evocación.
Este video tiene que ver con la noción de una estructura de tipo palimpsesto, que para mí se desarrolla a partir de intenciones como que lo legible se vuelva ilegible, que lo vacío se sature, que varios tiempos se entremezclen y pierdan el orden, la linealidad o la cronología, la de que un plano blanco se convierta en negro, y la de que la escritura se convirtiera en gesto gráfico.
Suelo inspirarme en historias de los años sesenta a la actualidad. En autores de cine, de literatura, de las artes visuales, de la música contemporánea, de la ciencia ficción como: Doris Dorrie, Agnès Varda, Sadie Benning, Pipilotti Rist, Sophie Calle, Nan Goldin, Cindy Sherman, Björk, Siri Hustvedt, Virginia Woolf, Clarice Lispector, Amelie Nothomb, que sin querer son mujeres. Así como de otros como Ray Bradbury, Paul Auster, Jonathan Caouette, Bas Jan Ader, Oscar Wilde, Jonas Mekas, Bill Viola, Chris Marker, Roland Barthes, Joan Fontcuberta y W. G. Sebald. Los cuales componen una mezcla muy extraña que no responde a otra cosa más que a la mezcla inconsciente de tipo popurrí.

4) "Lo inasible" es quizás el más inquietante de los videos seleccionados. Porque lo inasible son los recuerdos, la infancia, la maternidad, la tristeza, el tiempo... ¿Cómo surge este video? ¿Es una referencia autobiográfica? ¿Qué papel juega la memoria en tu trabajo en general?
Me alegra muchísimo que este video sea el que les parezca más inquietante, y que hayan elegido esta palabra para referirlo, pues es un video que nace del misterio que producen algunas emociones como la perturbación, la frustración, la decepción y la incomodidad.
Este trabajo es parte del conjunto de un proyecto titulado Mitología familiar (fuera de campo), el cual surge a partir del trabajo con archivo familiar propio y ajeno, que hibrida lo autobiográfico con lo ficcional. Proceso a través del cual constaté que no existe relato sin invención. Y, el cual puede visitarse en la sección de “Work in progress” del sitio www.mariajosealos.com
"Lo inasible" es un video rústico, de técnica muy simple, construido a partir de la utilización de una fotografía análoga sobre la cual se hacen travellings, zoom ins y zoom outs. Referencia que procede de un archivo familiar personal muy vasto, sobre el cual me propuse el reto de elegir un solo elemento representativo de un acervo múltiple y polifónico, como ejercicio de síntesis.
La fotografía que elijo para este video es una en la que encuentro un elemento perturbador, que me permitió descubrir algo sobre mi historia personal, mi memoria e identidad. Y que me permitió articular un comentario sobre la maternidad y comenzar a desarrollarla como personaje central del tema de reflexión que me interesaba.
Bajo la intención de construir un suspenso al interior de una pieza artística, que tuviera como eje una serie de enunciados simples para practicar el empleo de la metáfora y la comunicación, a través de tres frases: “La casa es escalofriante”, “La madre es inasible”, “La niña se siente incómoda”. Para remitir a emociones humanas con las que pudiéramos identificarnos y/o rechazar. Ligadas a sentimientos de amor y de dolor en relación a la tristeza y de rechazo alrededor de la maternidad.
El título surge de la interpretación del deseo total e ideal de la madre que la presenta como un símbolo arcaico de lo inalcanzable y de lo imposible.

5) Por último me gustaría que nos contaras cómo vincularías tus propuestas con las líneas de reflexión de Debate Feminista.
Me parece que empecé a interesarme y a relacionarme con el feminismo durante el embarazo de mi única hija, Léo. Y que esa fue la época en la que me apasioné por temas que tienen que ver con los derechos reproductivos, sexuales, profesionales, bioéticos, humanos y de las mujeres, que me permitieron terminar de asumirme como tal.
Proceso mediante el cual descubrí que muchas de las referencias, que inconscientemente o no, me habían inspirado a ser quien soy y a hacer lo que hago, provenían de pensamientos feministas que había estado utilizando sin saber e intuitivamente, para motivarme y empoderarme. Entonces encontré un propósito y una intención.
El parto, la lactancia, el colecho, la maternidad, la educación y el crecimiento de mi hija suscitaron lo demás.
Debate Feminista, en mi opinión, funciona como un espacio de diálogo y una propuesta incluyente para ensayar y proyectar la diversidad de lo que puede significarnos ser mujer. Y, por esto mismo, es interesante que se incluyan las reflexiones que generamos los diferentes tipos de mujeres desde distintos medios y campos laborales.

Les agradezco la inclusión.

1 Doctora en Letras por la UNAM, se especializa en arte y literatura latinoamericanos, tema sobre el cual ha publicado numerosos artículos en diversos libros y revistas de circulación nacional e internacional. Durante más de diez años fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores y actualmente lo es del Sistema Nacional de Creadores de Arte. De 2004 a 2016 se desempeñó como vicerrectora en la Universidad del Claustro de Sor Juana, donde fundó y dirigió el Programa de Escritura Creativa. Es coordinadora de los libros La literatura es una película. Revisiones sobre Manuel Puig, Aproximaciones a Sor Juana, Políticas de la memoria: tensiones en la palabra y la imagen y de las antologías Lo escrito mañana. Narradores mexicanos nacidos en los 60 y Pasiones y obsesiones. Secretos del oficio de escribir. Entre sus obras están también Escrituras de sobrevivencia. Narrativa argentina y dictadura el poemario Vestigios y las novelas Saudades y Fuga en mí menor. En 2015 publicó La estirpe del silencio.

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